Cómo afrontar el
divorcio
Cada vez son más
las parejas que deciden romper su relación después
de un tiempo de malas experiencias. A menudo no es
tan traumática la separación como más tarde el
divorcio.
Aunque la separación supone una ruptura de la
relación, siempre puede haber marcha atrás y esa
esperanza se mantiene durante largos periodos de
tiempo.
Tarde o temprano llega el divorcio legal y hay que
firmar los papeles, es el momento de enfrentarse a
una situación que en muchos casos se ha dejado
aparcada y sin solución.
Aparecerán muchas dudas al respecto y se sufrirá un
duelo por la pérdida de esa relación o de esa
pareja. Hasta que no se elabora este duelo no se
superará la ruptura al 100 %.
A pesar de que muchas parejas
rehacen sus vidas en el tiempo en el que esperan el
divorcio legal, el momento de la firma de papeles
remueve muchas experiencias y recuerdos y resultará
duro para ambas partes, más aún si es un divorcio
sin acuerdo y uno de los miembros no desea la
separación.
Será el
sufridor y ejercerá el papel de victima lo cual le
aportará una negatividad y una actitud poco
resolutiva a la hora de encauzar su nueva vida.
Fases de la separación
En el supuesto de que con la separación física no se
hubiera elaborado el duelo y de que se mantengan
esperanzas de reconciliación, cuando llega el
divorcio, la persona va a pasar por una serie de
fases que le ayudarán a superar este trance.
Aunque
los primeros momentos serán malos, son necesarios
para poder analizar bien la situación y poder seguir
adelante con su vida.
En los primeros días antes o después de la firma de
papeles, se vivirá en gran medida toda la parte
emocional, llanto , pena, preocupación, preguntas
sobre el porqué de la situación, rememoración de
momentos pasados, culpabilidades,etc.
Una
vez superada esta primera fase se comienza una
segunda etapa en la que la persona empieza a aceptar
lo sucedido y poco a poco se va acondicionando a su
nueva situación; aquí entrarán en escena nuevas
preocupaciones tales como las pérdidas económicas,
materiales, de propiedades...
Muchas personas aceptan sin luchar los pormenores de
la separación, perdiendo así gran parte de sus
derechos.
Esto se debe a que toman decisiones en un momento
poco adecuado.
Cuando pasamos por una etapa altamente emocional y
estamos deprimidos , angustiados, etc, es mejor no
tomar decisiones porque podemos equivocarnos,
nuestra culpabilidad o nuestra responsabilidad nos
hará tomar decisiones erróneas de las que nos
arrepentiremos más adelante cuando todo haya pasado.
Casos como perder un piso por no pelear con el
ex.-marido o por sentirse culpable por una
infidelidad, hace que luego la persona se encuentre
en una situación inferior, sin un sitio donde vivir
y sin el dinero que le corresponde por la venta de
su anterior piso.
Una vez superada esta etapa la
persona comienza a sentirse mejor y estará preparada
para reorganizarse de nuevo.
Tiene que darse
cuenta que inicia una nueva vida en solitario y que
los remordimientos, resentimientos, odios, miedos e
inseguridades solo le servirán para paralizarse
Ahora llega el momento de la reorganización y
estaremos en el camino de la recuperación. Es la
tercera fase del duelo.
Tienes que
organizarte económicamente, socialmente y en tiempo
de ocio.
Reinicia alguna actividad nueva que te aporte
bienestar , algo que sabes que nunca hubieras hecho
con tu pareja, así podrás sentirlo como algo bueno
que has sacado de la ruptura.
Nueva
pareja
Si ya tenías
una nueva pareja, es el momento de plantearos nuevos
objetivos en común, ya eres libre para hacer lo que
te apetezca, date permiso para disfrutar y no dejes
que los fantasmas del pasado te estropeen esta nueva
oportunidad.
Podemos
comenzar a estudiar, retomar aquello que tanto nos
gustaba, iniciar actividades de ocio que nos
permitan conocer gente nueva.
También es el momento de retomar antiguas amistades
sin miedo.
La familia será un punto de apoyo , no te aísles y
acude a fiestas y compromisos familiares, haz de tu
ruptura algo natural y no intentes ocultarte,
facilitaras así las críticas de los demás; dando la
cara, valorarán tu fortaleza.
Elige quien merece la pena y quien no, no te dejes
influenciar por comentarios de personas que, a pesar
de ser familia, no saben nada de ti.
Ataques de culpabilidad
Las emociones
más fáciles y comunes de sentir en esta situación
son los ataques de culpabilidad o responsabilidad
ante lo sucedido.
Es muy común
pasar noches enteras pensando qué es lo que hemos
hecho mal, porqué nos salió mal, porqué hemos
fracasado.
Echarnos la culpa de lo sucedido no soluciona tu
situación, así es que deja de hacerlo, sentirse
culpable no sirve para nada, incluso cuando lo
seamos.
La culpabilidad es un sentimiento que paraliza a la
persona y que no la deja evolucionar en su duelo y
pasar página.
Intenta centrarte en tus nuevos objetivos e ideales
y deja de lado remordimientos y culpabilidades, será
la única forma de estar bien contigo misma. Ten en
cuenta que una pareja se rompe porque los dos se han
equivocado en algo.
A
veces el rol de victima nos hace creer que es el
otro el que nos abandona y el que se equivoca, así
seguiremos llorando porque él no cambia eternamente.
Echar la culpa a los demás tampoco nos ayudará. Tu
función ahora es aceptar tu nueva situación y vivir
con ella todo lo feliz que puedas.
Inicia una nueva etapa
Una vez que
pasan estos primeros momentos de confusión y miedo,
estaremos preparados para iniciar una vida nueva con
todo lo que ello conlleva.
Aquí, cabe la
posibilidad de conocer a alguien nuevo que pueda ser
una futura pareja. Esta nueva experiencia puede
hacerte sentir insegura de nuevo, pero es normal,
ante una ruptura y un fracaso, tienes miedo a
volverlo a repetir.
Lo mejor que puedes hacer antes de embarcarte en una
nueva relación es afianzar tu autoestima y la
confianza en ti misma.
Valora
tus puntos débiles y los errores cometidos
anteriormente y ocúpate de trabajarlos para no
volverlo a repetir.
Así estarás
preparada para iniciar una nueva relación desde cero
y con positivismo.
No
dejes que tus emociones queden ancladas en el pasado
y evita frases como “es lo mejor que he tenido”,
“que haré ahora sin él” “sola no saldré adelante”.
Todas son
frases negativas y denotan la dependencia que tenías
de tu pareja. Pero ¿quien te dice a ti que no hay
alguien mejor por ahí esperándote?, ¿ o que sola no
estarás mejor, más libe
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